ABOGADO

Licenciado en Derecho, Universidad Autónoma de Baja California.
Maestro en Derecho Constitucional y Amparo, Universidad Iberoamericana, Puebla.

VARIOS DOCUMENTOS



CELEBRACIÓN DEL DÍA DE MUERTOS EN COATECAS ALTAS, OAXACA
 

NOTA: Escrito en noviembre de 2011, publicado en el Boletín IFP en Febrero 2012.
FUENTE: Pérez Hernández, Isidro, “Celebración del día de muertos en Coatecas Altas, Oaxaca,” en El Color de la Palabra, Boletín IFP, México, No. 13, 2012, pp. 24-26.
AGREGADO AL BLOG: viernes 02 de marzo de 2012.


Voy a exponer en forma resumida sobre la celebración del “día de muertos” en Coatecas Altas, Oaxaca, sin comentar nada del origen de esta festividad, como tampoco del significado de los elementos que la componen. En cambio, está presentación se basa en lo que hemos vivido en el Pueblo y lo que me han platicado los familiares, amigos y paisanos.
 

La conmemoración del día de muertos en este pueblo zapoteca se hace con un gran respeto, pues se comparte la comida y la bebida con todos los seres queridos: los que están con nosotros y con  los que lamentablemente ya se nos adelantaron, con las ánimas. La función esencial de este convivio es el respeto, con uno mismo, hacia los demás y con toda la naturaleza. Por eso, la gente se prepara con varias semanas o meses de anticipación, de acuerdo a la situación de cada quien.
 

Para los que cuentan con un espacio para sembrar y con el ánimo requerido, la última semana de julio se siembra la semilla y se cultiva la flor de cempasúchil (flor de muerto). El trasplante se hace de mediados de agosto al primero de septiembre, colocándolos en surcos, para que de esta manera esté en su punto en el día de muertos. Sin embargo, dependiendo del lugar, las condiciones climáticas y las exigencias de la persona, esto puede variar.


           Los niños y jóvenes también se preparan para tan importante momento, desde el 14 o 15 de octubre por las mañanas, antes de que salga el sol, queman chamizos verdes para hacer humo. Cuentan que con esto, “las animas que vienen en camino se calientan con la fogata”, además, el o los que participan, pueden de la misma forma disfrutar del calor. Los chamizos y otras ramas verdes se recolectan en el cerro y al día siguiente se hace la quema en la casa, esto ocurre todos los días por las mañanas hasta que llega el día de muertos.


Tratan de tener todas las cosas una semana antes del 1 de noviembre, porque para esa fecha estarán ocupados en las actividades propias de estos días. La gente va el día jueves (día de plaza) a Ejutla para hacer sus compras. Asimismo, observamos que en Ejutla y en Coatecas Altas llegan vendedores a ofrecer sus productos. Los que tienen la posibilidad, van a adquirir sus artículos a la plaza los viernes en Ocotlán, o los lunes en Miahuatlán.


Durante la celebración del día de muertos, toda la gente debe evitar lo más que pueda el ir a trabajar, porque de acuerdo con la tradición “son momentos de dedicación para nuestros seres queridos” y de estar bien con uno mismo en todos los aspectos, en otras palabras, es estar en paz. Los que cuentan con ganado no los llevan a pastar al cerro, se quedan amarrados o dentro del corral, solamente se les lleva pastura y agua durante esos días.
 

Se cuentan varias leyendas sobre esta celebración. Una de ellas, de manera breve dice: “Hace muchos años, había una persona que no creía que las ánimas venían y decía – yo no voy hacer nada, porque es puro cuento – en lugar de poner la ofrenda colocó en la mesa un excremento grande de vaca y en lugar de bebidas, puso agua de ceniza. En la noche del primero de noviembre, esta persona escuchó que varias personas lloraban y entre sollozos murmuraban, entonces se dio cuenta que eran las ánimas de sus familiares. Al día siguiente, el incrédulo ya no despertó, había muerto.”


Todas las leyendas van enfocadas para que el individuo participe en esta convivencia. Nos ayuda a mantener los lazos, la unión entre todos los Coatecanos y de esa manera, evitamos el individualismo. Es una manera de educar a las nuevas generaciones, ya que se debe tener ese respeto y mantener una buena relación con toda la naturaleza. Esa es parte esencial de la cosmovisión que integra el pueblo de Coatecas Altas. Aunque reconocemos que con el fenómeno de la migración, esta forma de ver las cosas, se está modificando en los jóvenes.


Siguiendo con el evento, el 30 de Octubre las mujeres hacen las tortillas, producen bastante para el consumo en los siguientes días de la fiesta. Entre los zapotecos se le conoce como el “día de las tortillas secas.” Los hombres ya deben de haber conseguido leña para el cocimiento de los alimentos y según el caso acarrear agua potable para el consumo. Aunque hoy en día vemos que la gente ya empieza a utilizar gas LP para cocinar.


El 31 de octubre hacen los tamales de mole, ya sea carne de pollo o puerco. De igual forma, se calcula para todos los invitados. Este es el “día de los angelitos,” cuando llegan los niños que han fallecido. Por la tarde-noche se prepara la ofrenda. Se hace un arco con varios carrizos que se amarran a la pata de la mesa. En el carrizo van amarradas las flores de cempasúchil o una flor del cerro, que se conoce en zapoteco con el nombre de “yé virushh” y algunas frutas que permiten colgarse al arco.


De acuerdo a las posibilidades económicas de cada quien, en la mesa se coloca todo tipo de frutas de temporada, pan de muerto, comida, bebidas, cigarros, cerillos y veladoras. Se debe contar sin falta con el copal y el sahumerio, o cualquier objeto que lo pueda reemplazar. El adorno de la ofrenda, queda a la imaginación de cada quien, no hay una regla especial para su elaboración, lo que cuenta es la intención, el sentir del participante.  Es un momento de emoción, porque existe un mundo de olores de frutas y del aroma único de la flor de muerto.


Al día siguiente (1 de noviembre), ya deben tener todo listo. Se comparten de manera especial los tamales y el chocolate, por eso se le conoce como “el día del chocolate.” Además, de acuerdo con la costumbre es el “día de los grandes” el momento de llegada de los adultos fallecidos.


A las doce del mediodía llegan las ánimas al panteón. Los mayordomos y cualquier persona que desee acompañarles, salen de la iglesia rumbo al panteón, van acompañados de música de viento y vuelven de regreso a la iglesia con las ánimas. A esa misma hora, los habitantes del pueblo utilizan el humo del copal para darle la bienvenida a las ánimas, cada integrante de la familia pasa a la ofrenda, soplándole al sahumerio y llevándolo por los rincones de la mesa.


En la noche toda la familia va a la iglesia, llevando flores de cempasúchil y velas. Tratan de repartir lo que llevan para cada uno de los santos de la iglesia. Lo que dejan en cada espacio, debe de pasar por la cabeza y cuerpo de cada integrante de la familia. La iglesia se llena de colores, humo, olores del copal y de la flor de muerto. A pesar de que ampliaron un espacio en la iglesia, como llega mucha gente, los encargados y mayordomos solamente dejan las flores y las velas prendidas por unos momentos. Vemos como salen con montones de flores y velas para llevarlos al exterior.


El día 2 de noviembre, se trata de ir lo más temprano posible al panteón. Se repite el mismo momento familiar que se dio en la iglesia pero ahora en el panteón, salvo que aquí  se recorren las tumbas de nuestros seres queridos con las flores de cempasúchil, velas y agua y también se acude a la cruz (símbolo representativo del camposanto). Después de acudir al panteón, regresan a la casa para preparar el mole, se sacrifican los pollos o guajolotes. Cuando ya está lista la comida, empieza el convivio. Este día, también a las doce del mediodía regresan las ánimas al panteón. De la misma forma, la gente sale de la iglesia rumbo al camposanto para dejar a las ánimas.


 Se manda a alguien de la familia para que vaya a la casa del invitado (parientes, con alguna relación religiosa o política) y le diga al jefe o jefa de familia, que “por favor vaya a la casa con toda su familia o comitiva,” mientras le ofrecen comida y bebida al mensajero. Siempre es un gusto y emoción para el ahijado el poder acudir a invitar a sus padrinos, porque le dan frutas y bebidas de la ofrenda, o incluso tal vez puedan darle otros regalos.


Cuando el invitado llega con su familia o  comitiva, primero se les ofrece un cigarro, sin importar que lo fume o no, lo que cuenta es que lo reciba. Enseguida, a cada uno de ellos le dan una taza  de chocolate caliente y panes. Después a cada invitado le toca un plato con tamales y encima unas tortillas frías, al mismo tiempo el platillo principal, mole de pollo o de guajolote con sus respectivas tortillas calientes. Para beber, dan refresco, agua o alguna bebida embriagante. Si no terminan de consumir lo que les dieron, lo tienen que llevar a su casa. Al terminar de consumir alimentos o bebidas y después de la plática, invitan a los anfitriones de la casa, estos van y se repite el consumo pero para los ahora invitados.


Al terminarse la invitación y convivencia mutua, se continúa con otra familia y así se va formando la cadena de invitaciones. En caso de no poder invitar a alguna familia, solamente se va a dejar la comida y bebida a la casa de esas personas, los que reciben esto, de la misma manera dan lo tienen para compartir. Esta convivencia se lleva a cabo durante todo el día. Dependiendo del número de parientes de sangre, políticos o religiosos, la fiesta puede durar por varios días.


Con relación a los familiares que fallecieron por algún accidente, dicen “que ellos llegan en otro momento” y eso es en “la octava.” El ocho de noviembre es la llegada de esas ánimas a la casa. Solamente se hace una convivencia entre las ánimas y los integrantes de la casa, ya no se invita a las demás familias. De igual forma se colocan frutas, bebidas o algunos hacen el arco y se va solamente al panteón a dejar la flor de cempasúchil y velas.


Los que están fuera de Coatecas Altas en estas fechas y tienen posibilidades de irse para el Pueblo, hacen el esfuerzo por regresar a Coatecas Altas para participar en dicho evento. Después de la convivencia, muchos paisanos esperan la conclusión de la celebración de los muertos o la fiesta del Santo Patrono del Pueblo (27 de diciembre) para buscar otras opciones de empleo en algún lugar de la República Mexicana o de los Estados Unidos de América (EUA).  


A pesar de la distancia, el día de muertos lo celebramos sin importar el lugar donde nos encontremos, ya que dicen: “las ánimas van hasta donde estemos, sin importar el lugar.” Muchos paisanos en Pesqueira, Sonora; Villa Juárez, Sinaloa; San Quintín, Baja California; y en otros lugares de los EUA donde hay concentración de paisanos, siguen celebrando el día de muertos, claro con algunas limitaciones materiales. Pero como siempre, el deseo es la convivencia y el respeto entre todos nuestros semejantes.



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EL OTRO OAXACA:
SAN QUINTÍN, BAJA CALIFORNIA

FUENTE: Pérez Hernández, Isidro, “El otro Oaxaca: San Quintín, Baja California,” en El Color de la Palabra, Boletín IFP, México, No. 11, 2010, pp-10-11.
AGREGADO AL BLOG: martes 29 de noviembre, 2011.

         Voy a comentarles brevemente sobre la presencia de oaxaqueños en el Valle de San Quintín, Baja California. A pesar de la distancia y múltiples factores, seguimos manteniendo nuestros lazos con nuestro pueblo y con todo aquel lugar donde se encuentran nuestros familiares, amigos o paisanos. Cambiamos de residencia, pero seguimos siendo oaxaqueños o como dicen por allí, somos “oaxacalifornianos”.


Una de las Colonias del Valle de San Quintín, B, C. Se observan las casas, enseguida el cultivo en invernaderos y al fondo el océano pacifico.
Fotografía tomada por: Isidro Pérez Hernández, 2009.
El Valle de San Quintín se ubica a 193 kilómetros al sur de la cabecera municipal de Ensenada, Baja California, teóricamente es el lugar más lejano de la capital del país. Se localiza por el Océano Pacífico, conformado por cinco delegaciones municipales: Colonet, Camalú, Colonia Vicente Guerrero, San Quintín y el Rosario.

        El Valle de San Quintín es el otro Oaxaca, como lo es también Madera California en Estados Unidos de América, Pesqueira en Sonora, y otros lugares que se asemejan a Oaxaca, debido a un gran número de paisanos. Lo importante es que seguimos conservando nuestra cultura, lengua y tradiciones.

Alrededor de la carretera transpeninsular Tijuana-La Paz se encuentran la mayoría de los centros de poblaciones, colonias, ejidos, y por lo regular los campamentos agrícolas se encuentran fuera de la mancha poblacional. Las colonias y ejidos cuentan con los principales servicios públicos: agua potable, energía eléctrica y recolección de basura; el servicio de drenaje aún no llega a esta región.

A pesar de ser una zona desértica el Valle cuenta con grandes extensiones de cultivos, especialmente de hortalizas. Hay más de quince empresas que se dedican a la agricultura con la más alta tecnología, tales como los métodos en invernadero, malla sombra o hidroponía.

El Valle se fundó por personas provenientes de otros lugares del estado y de nuestra nación, eso significa que es tierra de migrantes, aunque a la fecha varias generaciones nacieron en este territorio. Nuestros paisanos oaxaqueños empezaron a llegar a mediados de los años  setentas, dedicándose principalmente al trabajo asalariado agrícola.

De 1980 a la fecha, se han formado colonias integradas en su mayoría por oaxaqueños, por ejemplo Maclovio Rojas, Trece de Mayo, Lomas de San Ramón, Ricardo Flores Magón, Nueva Era, sólo por mencionar algunas.

Las fiestas colectivas que salieron de Oaxaca para quedarse en San Quintín son: día de muertos y las fiestas patronales. Los paisanos hacen los altares, comparten su comida entre los conocidos y acuden al panteón. Así como han nacido, también los cuerpos de nuestros paisanos se quedaron para siempre en la región (decesos).

Las principales fiestas patronales que se llevan cabo son: San Juan Copala y San Juan Mixtepec de Juxtlahuaca; Chalcatongo de Hidalgo y San Miguel el Grande de Tlaxiaco; San Martin Itunyoso de San Andrés Chicahuaxtla; y nuestros paisanos de Ocotlán.

A la fecha, varios paisanos se dedican a la comercialización de productos oaxaqueños, eso ha permitido adquirirlos para la elaboración de la comida típica de nuestro pueblo. Además del mole y tamales, también se pueden disfrutar en el Valle los tacos de pescado, tacos de camarón, ceviche de pescado, coctel de almejas, ostión (productos del mar).

En colonias, ejidos y campamentos agrícolas hay presencia de  oaxaqueños. Algunos van al Valle por una temporada y otros se quedan de manera permanente. Casi todos teníamos la ilusión de regresarnos a nuestro pueblo, pero ya nos quedamos en la Baja.

Van dos o más  generaciones y algunos sin conocer el pueblo (el terruño) de sus padres o abuelos que nos quedamos en este lugar, a pesar del polvo o el aire, que son característica de esta región. Sin embargo, somos oaxaqueños y somos de aquí y de allá.


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COATECAS ALTAS Y SU POBLACIÓN ZAPOTECA
Vista panorámica del pueblo Coatecas Altas, Oaxaca, vista desde el cerro del Coyote, tomada por Isidro Pérez Hernández, 2006.

Fuente: PÉREZ HERNÁNDEZ Isidro, “Coatecas Altas y su población zapoteca” en El color de  la palabra, Boletín IFP, México, año 5, Núm. 12, 2011, pp. 29-30.

             En esta presentación, nos toca hablar de la cabecera municipal de Coatecas Altas, donde se tocan las cuestiones principales. Se abordan algunos puntos de una manera concisa sin entrar a fondo en el asunto para tener un panorama general de este pueblo zapoteca. Está basada en lo vivido en Coatecas Altas, lo visto y experimentado en diversos puntos de la República Mexicana  y de las múltiples conversaciones con diversos paisanos.


Coatecas Altas es uno de los 570 municipios que integran el Estado de Oaxaca. La vía de transporte de la capital de la entidad a este lugar, es la utilización de la carretera No. 145 Oaxaca-Puerto Ángel; se localiza a seis kilómetros aproximadamente al este de Ejutla de Crespo, que lo comunica por medio de una cinta asfáltica Coatecas Altas-Ejutla. De acuerdo a la versión de los paisanos, Coatecas significa “cuatle, culebra formada por cuatro cabezas”, “lugar de culebras,”  o “donde hay muchas culebras” cuando llegaron los primeros pobladores de este lugar.

También se le conoce como San Juan Coatecas, porque lleva el nombre de San Juan Apóstol, santo de la iglesia católica que se celebra el 27 de diciembre. Hay dos Coatecas: 1. Altas: el  municipio del que vamos a hablar y 2. Bajas: un barrio de Ejutla de Crespo, por antonomasia, Coatecas Altas se identifica solamente con el distintivo de Coatecas, y en el caso de Coatecas Bajas, es preciso indicar Bajas o solamente con el nombre de  Coatequitas. Aunque el nombre oficial del pueblo es Coatecas Altas. La cabecera municipal se divide en cuatro secciones o barrios: I, II, III y IV.

En Coatecas Altas, se encuentran terrenos (bien inmueble) bajo el régimen ejidal: uso común y parceladas; y bajo el régimen civil, las propiedades particulares. Desde tiempos añejos, se han suscitado problemas por los límites del territorio con los diferentes ejidos, rancherías y poblados.

La forma de gobierno se basa por el sistema de usos y costumbres. Eligen a sus representantes municipales por medio de una asamblea general. El presidente municipal, síndico y regidores (de hacienda, de obras, de salud y de educación) se eligen en una asamblea general, el primer domingo de octubre y toman posesión del cargo el primero de enero. Su encargo es por tres años, la actual gestión es del 1 de Enero de 2011 al 31 de diciembre de 2013. Los Alcaldes son electos cada año en conjunto con los policías comunitarios. El alcalde también busca a los que vayan a ser mayordomos de los santos de la iglesia y medir los terrenos de los particulares.

El H. Ayuntamiento Constitucional de Coatecas Altas tiene bajo su administración “tres agencias municipales: Poblete, Salinas y Tepehuaje; Dos agencias de policia: Peña Larga y Portillo; Un núcleo rural: Chepejinio; y dos congregaciones: Agua del Guaje y Pochotillo[1]. El cabildo lleva  a cabo las funciones administrativas, tales como: las propias de regir la administración pública, expedición de escrituras de terrenos (bien inmueble), mantener el orden y la tranquilidad pública, llevar a cabo obras públicas  en conjunto con los otros dos niveles de gobierno (estatal y federal), tales como abrir caminos, construcción de escuelas, entre otros.

La misma población (organizándose) se encarga de conseguir agua entubada desde lugares lejanos del pueblo por medio de mangueras; como también los mismos gobernados de manera individual se encargan del destino de su basura. El servicio de energía eléctrica llego hace más de 30 años y sigue extendiéndose. En infraestructura, se cuenta con: una pequeña clínica de salud, panteón municipal, escuelas en nivel preescolar, primaria y telesecundaria y con red de línea telefónica. No se cuenta con servicio de drenaje

         De acuerdo al Catálogo de Lenguas Indígenas Nacionales, elaborada por el Instituto Nacional de Lenguas Indígenas[2] (quien hace una clasificación general y geográfica), ubica a Coatecas Altas con el “Zapoteco de Valles del sur” o “didzé.” Sin embargo, solamente en la cabecera municipal se habla el zapoteco, ya que el resto de las agencias, comunidades, comunidades, municipios y demás alrededores hablan solamente el español. En zapoteco, Coatecas es “Lat yeshh”[3] en donde Lat tiene una definición amplia y yeshh significa pueblo.

De los paisanos, son pocos los que se dedican a la agricultura o ganadería y también ha disminuido la producción de artesanías de mujeres. Se ha reducido en la cuestión agropecuaria porque ya no llueve como antes, tampoco la tierra produce igual y algunas plagas son incontrolables. Las mujeres hacen petate de palma, esta artesanía ha disminuido su venta, porque el uso original ha cambiado, siendo en algún grado inutilizable. Una de esas razones ha originado la salida de muchos paisanos a otros lugares en busca de fuentes de empleo.

Gran parte de niños y jóvenes alcanzan la educación primaria y pocos son los que asisten a la educación secundaria. Lamentablemente, la mayoría de ellos solamente esperan una oportunidad para irse a trabajar en los campos agrícolas de los Estados Unidos de América (EUA) o en los campos de cultivo de los Estados del noroeste del país. Y precisamente, la fuente principal de ingreso de las familias Zapotecas son las remesas de los paisanos que laboran en EUA. La siembra, el cuidado de ganado y la elaboración de petates son para coadyuvar al sostenimiento del hogar

Los arrieros empezaron comercializando principalmente cabezas de ganado caprino y vacuno en los distritos de Miahuatlán de Porfirio Diaz y San Pedro Pochutla. Los siguieron los comerciantes, con la venta de los productos típicos de la región: petates, leña, ciruelas, mezcal, higuerilla, entre otro (intercambiaban sus productos o hacían la transacción por medio de un pago); quienes después, se dedicaron a las actividades del campo el Tapachula, Chiapas y en la albañilería en la ciudad de Oaxaca y el Distrito Federal.

Siempre se han buscado mejores oportunidades de vida. Actualmente, se encuentran paisanos en diversas partes de la República Mexicana, principalmente en Villa Juárez, Sinaloa, Pesqueira, Sonora y en el Valle de San Quintín, Baja California. Y dentro de EUA, en Madera y King City, California y otros lugares de ese país. Por lo regular se dedican a los trabajos asalariados del campo.

         Con relación a las fiestas que se celebran en el pueblo, destaca principalmente el de San Juan Apóstol, patrón del pueblo el 27 de Diciembre. Aunque las fiestas inician desde el 25 para cerrar el 27 con un baile, durante los tres días hay jaripeo. Los gastos están a cargo del mayordomo del santo o con la cooperación económica y en especie de la gente. El ayuntamiento corre con los gastos del jaripeo, la banda de música de viento en la quema del castillo y del grupo musical que toca el día 27. De las fiestas particulares, tenemos los bautizos, casamientos y otros.

Hace varios años, el invitado a las fiestas particulares o religiosas cooperaba con algo de maíz y una bebida embriagante hecha con alcohol y refresco de sabor. A la fecha se apoya en especie en grandes cantidades.

Para cerrar este recuento, la mayoría de los que somos de Coatecas y estamos lejos de nuestra comunidad, nunca nos olvidaremos de ella, además es el lugar donde está depositado (enterrado) nuestro ombligo, por eso y muchas razones más, Coatecas Altas sigue en nuestras mentes y presente en nuestros corazones.


[1] Celso Cruz Hernández, Sección I, 2010.
[2] Publicado en el Diario Oficial de la federación el 14 de enero de 2008, p. 71.
[3] Se indica tal como se pronuncia.


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